Alomejor podría ser sólo culpa mía.
Nada está mal, soy yo la que estropea las cosas.
Puede ser que todo sea culpa del miedo,
de perder lo que tengo o no saber conservarlo.
Quizá debería darme cuenta de que lo que de verdad importa es la rutina.
Que las cosas normales de cada día, las risas, las bromas, los besos, los te quieros,
todo eso sin tener que parecer una película es lo que de verdad importa.
Dicen que a esta edad nada se tiene claro, nadie sabe lo que quiere.
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